En una mañana fresca en las faldas del volcán de Pacaya, los vecinos de la zona comenzaron a escuchar un rumor extraño: que un pequeño héroe de cuatro patas andaba recorriendo la capital. No era cualquier perro; era Juan Lucas Conquistador Tercero de su Nombre, un mestizo elegante, de mirada brillante y valentía más grande que su tamaño. Su leyenda comenzó cuando un enorme oso de peluche —sí, un muñeco gigante que un comerciante había perdido de su puesto en el Mercado Central— comenzó a rodar calle abajo por culpa del viento. Los transeúntes se asustaron creyendo que era un animal real, pero fue Juan Lucas quien se adelantó, ladrando con determinación y poniéndose frente al “monstruo” sin dudar. Con pura inteligencia perruna, logró detener el enorme peluche, mordiéndole suavemente la oreja y frenándolo justo antes de que chocara con un puesto de frutas. Ese día, la gente lo bautizó como Conquistador. Impresionados por su valentía, los vecinos comenzaron a darle agua, comida y caricias, pero pronto notaron que estaba solo, sin collar y sin un hogar definitivo. Fue entonces cuando los voluntarios del Refugio Administrativo OurPawradise lo encontraron tomando una siesta detrás del Palacio Nacional, como si se tratara de un guardián real descansando después de cumplir su misión. Lo llevaron al refugio, donde descubrieron que no solo era valiente, sino extremadamente cariñoso, tranquilo y sociable. Juan Lucas se adaptó enseguida: mueve la cola con orgullo, recibe a todos como si fueran parte de su corte real y, cada mañana, se sienta a ver la puerta como si esperara que su nuevo y definitivo compañero de aventuras aparezca. Hoy, Juan Lucas Conquistador Tercero de su Nombre se encuentra sano, feliz y listo para iniciar su próxima misión: ser adoptado por alguien que quiera un héroe leal, curioso y lleno de cariño. En OurPawradise lo cuidamos con todo el amor del mundo, pero él sueña con su propio hogar. Está emocionado, listo y con la cola en alto esperando a su humano ideal.